enero 23, 2018

Correspondencia


Bendigo nuestra imposibilidad,
y todas las ganas que nunca durmieron
y se avivaron con nuestra distancia carnal.

Bendigo la forma como nuestras palabras
se hicieron carne, materia ardiente, fluido caliente y labios deseosos.

Bendigo el avatar de nuestros corazones asincompados
latiendo anárquicos a través de la pantalla,
tus manos calientes que tocaron fugazmente mi piel,
y si tal cosa existiere, mi alma.

Te bendigo.

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