mayo 09, 2006

ALFA



En el principio todo era nada,
no habían dioses
que pudieran hacer algo por mí.

Indistinto deambulé
entre mierda fresca y frutas secas:
todo era repugnantemente dulce.

Este par de pesadas alas
me guiaban sin prisa
a los más claros y fríos recovecos.

Nunca ocurría nada
aunque parecía estar a punto.

Era una paz prolija,
porque no había nada que perder.

Así era en el principio...
antes que tu luz azul me cautivara
y decidiera inmolarme en ella.

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